El Coaching de Equipos

Autor: Juan Carlos Flores Merino
El Coaching de Equipos
A raíz de que se puso de moda el coaching, gran variedad de modalidades se ofrecen a todos aquellos que han visto en esta excelente disciplina una herramienta de soporte para el desarrollo de las personas. Dentro de las modalidades se encuentra el coaching de equipos. Tal como ocurre en el coaching individual, el de equipos acompaña a los participantes pero con una específica condición: el equipo es un ente totalmente diferente a los integrantes del mismo. ¿Esto qué significa? Que el coach trabaja con un “individuo” llamado equipo, que piensa, siente, decide, se equivoca, aprende y sobre todo, llega a resultados. El coach considera al equipo capaz, responsable y experto en su trabajo, por lo cual se compromete con el compromiso del equipo pero no con sus resultados. Estos últimos son responsabilidad total del equipo. El coach ayuda a que el equipo trabaje con lo que ya tiene y fomenta el avance y la acción. En general, el coaching de equipos comienza con una definición clara de lo que el equipo quiere lograr y cómo el coach participará dentro del proceso de acompañamiento durante un periodo importante en el desarrollo del objetivo. ¿Cuánto? Es muy variable, sin embargo algunos expertos mencionan por lo menos un año en sesiones mensuales. ¿Qué hace el coach? Acompaña al equipo en su proceso, cuestionando (haciendo preguntas y poniendo en duda los paradigmas y las cosas que se dan por hecho), escuchando, observando, dando retroalimentación de lo que no se dice, hablando de lo que no se habla, modelando herramientas y comportamientos (sin imponer), retando positivamente, rompiendo patrones improductivos y moviendo al equipo a diferentes puntos de observación. Cabe aclarar que el coach nunca es parte del equipo. Siempre trabaja desde fuera. El coaching de equipos es muy efectivo cuando se trabaja con equipos, lo cual suena muy lógico, pero aquí es donde se presenta la principal barrera de aplicación: lo que más hay en las organizaciones son grupos de trabajo y no equipos de trabajo. Un equipo es un conjunto de personas que tiene un objetivo común y que para lograrlo sus integrantes son interdependientes. Esto se puede dar por decreto, como sucede en las empresas. Sin embargo, formar un equipo real implica mucho más: misión clara, reglas y consecuencias, estructura, roles, procesos, metodología, habilidades de comunicación y sentido de pertenencia.

Elementos que identifican a un equipo

  • Propósito o misión que genere sentido de pertenencia.
  • Objetivos claros y compartidos.
  • Estructura con roles y responsabilidades bien definidas.
  • Valores y reglas de operación con consecuencias.
  • Procesos claros de planeación, control, decisión, reconocimiento y resolución de conflictos.
  • Liderazgo interno, rotativo o funcional.
  • Comunicación estructurada y habilidades comunes desarrolladas.
  • Espacios definidos para operar, entrenar, planear y convivir.
  • Herramientas y artefactos específicos del equipo.
Cada vez que un integrante entra o sale, el equipo cambia. Esto se debe a la transformación de las relaciones internas. Además, la mayor parte del trabajo en equipo se realiza fuera de las reuniones, donde cada quien actúa con base en lo previamente acordado. En un equipo, el trabajo no se reparte equitativamente. Cada quien tiene un rol y debe estar preparado para actuar cuando le corresponde, como en un partido de futbol. El entrenamiento constante en habilidades colaborativas como la comunicación asertiva es clave.

¿Y si aún no hay equipos, sino grupos?

Como comentamos al inicio, para aplicar coaching de equipos, lo primero es formar equipos reales. Sin embargo, el coaching también puede usarse con grupos de trabajo, combinándose con otras técnicas para obtener buenos resultados. ¿Funcionan los grupos de trabajo? Claro que sí. Pero su productividad no se compara con la de un equipo bien estructurado y funcional. La inercia positiva que se genera en un equipo de alto desempeño es poderosa. Invertir en el desarrollo de equipos de trabajo con enfoque en alto desempeño no sólo mejora resultados, también impulsa el crecimiento profesional y personal de los colaboradores, promoviendo una cultura de colaboración efectiva.